Y qué gusto da deleitarse, año tras año, con esa mezcla exótica y atrayente que nos ofrece su paddock, improvisado siempre en las calles del pueblo y plagado de contrastes tan atrayentes que obligan, a público y pilotos, a no faltar a la cita anual. Da igual que sea agosto, el calor, las carreteras plagadas de tráfico… a La Bañeza hay que ir (Revista Motociclismo, agosto de 2008).